lunes, abril 13, 2015

Nuevas claves en la lucha contra el cancer.

(Los acentos fueron obviados por cuestiones tecnicas)
Nuevas claves en la lucha contra el cancer.

Un nuevo trabajo, fruto de una colaboracion entre el laboratorio del investigador Jose Conejo Garcia de la Universidad de Philadelphia, Estados Unidos, y el Laboratorio de Inmunopatologia del Instituto de Biologia y Medicina Experimental (IBYME, CONICET-FIBYME), en Argentina, revela el vinculo que existe entre determinados microbios y el crecimiento de tumores a distancia en el organismo. Los resultados muestran que ciertas bacterias intestinales activan a determinados receptores llamados Toll (particularmente Toll 5 o TLR5). Esto induce una cascada de eventos inflamatorios que termina desencadenando el crecimiento tumoral. Segun los investigadores, la posibilidad de descifrar las interacciones existentes entre ciertos microbios y el sistema inmune permitiria a futuro descubrir nuevas vias para combatir el cancer.
 “Se sabe que los seres humanos estamos colonizados con trillones de microbios (microbiota) en el tracto gastrointestinal, el respiratorio y en la piel”, explica Gabriel Rabinovich, investigador superior del CONICET en el IBYME y uno de los autores. “Estas bacterias son beneficiosas: su presencia constituye la primera linea de defensa contra ciertas infecciones y mantienen alerta la respuesta inmune”, agrega. Sin embargo, trabajos recientes demostraron que las interacciones entre ciertas bacterias y el sistema inmune resultan criticas para controlar en forma positiva o negativa la progresion de tumores.
Segun comentan los investigadores, el sistema inmune es capaz de identificar a las bacterias a traves del reconocimiento de los receptores TLR (Toll-like receptors) presentes en las celulas del sistema inmune. Se sabe que alrededor del 7.5 por ciento de la poblacion
 “Esta ‘inofensiva’ variante en la secuencia se denomina polimorfismo. A pesar de que este polimorfismo se encuentra en individuos totalmente sanos, se sabia que estaba asociado con un aumento en la susceptibilidad a determinadas enfermedades relacionadas con infecciones”, dice Rabinovich, y comenta que hasta ahora se desconocia su influencia en cancer.
Gabriel Rabinovich, investigador superior y Mariana Salatino, investigadora adjunta del CONICET.
(Foto: Comunicacion Institucional IBYME)
Recientemente se demostro que cuando la microbiota del intestino activa la via del TLR5 se desencadenan eventos que afectan la progresion tumoral, aun cuando los tumores se encuentren fuera del intestino. Lo que se encontro fue que la señalizacion a traves del TLR5 modula el avance de ciertos tipos de cancer extra-intestinales y que esto depende de la capacidad del tumor de producir IL-6, una pequeña molecula (citoquina) que aumenta la inflamacion.
 “En ratones con cancer de ovario o sarcoma, que tienen el TLR5 activo, las bacterias comensales son capaces de estimular la produccion de IL-6 y estimular a dos tipos diferentes de celulas para que aumente la produccion de galectina-1, una proteina con propiedades inmunosupresoras y cuya presencia promueve el escape a la respuesta inmune de las celulas tumorales, la formacion de nuevos vasos y el crecimiento tumoral”, explica Rabinovich, quien junto a su equipo estudia hace años el rol de esta proteina en cancer y enfermedades inflamatorias.
Segun los autores, lo interesante de estos resultados es que este fenomeno pro-tumoral dependia de la presencia de bacterias comensales. Si a los ratones con TLR5 activo se los trataba con antibioticos, o sea que se mataban las bacterias comensales de su intestino, el crecimiento del tumor distante disminuia.
En este sentido el equipo demostro que en cancer de mama ocurre lo opuesto. Ratones que poseen el mismo polimorfismo, o sea que no tienen el TLR5 funcional, poseen tumores incapaces de producir IL-6 tambien pero presentan aun un crecimiento tumoral mas agresivo. Rabinovich explica que, en estos casos, la molecula clave es otra citoquina llamada IL-17, que se produce en altas cantidades e induce el crecimiento tumoral.

Fuente: CONICET/DICYT

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